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Op. 9 La procesión del RocíoPoema para orquesta. (1912)

Triana en fiesta – 2. La procesión (sin interrupción).

Minutación: 8’30»

Plantilla orquestal: flautín, 2 flautas, 2 oboes, corno inglés, 2 clarinetes, clarinete bajo, 2 fagotes, contra fagot, 4 trompas, 3 trompetas, 3 trombones, tuba, timbales, percusión, 2 arpas, y cuerda.

Localización de los materiales de orquesta: Unión Musical Ediciones S.L. Calle del Marqués de la Ensenada, nº 4, 3º. 28004 Madrid, España. Fax 913104429.

Fecha de composición: 1912, París

Fecha de composición de la versión para piano : entre el 6 de y el 10 de junio de 1913.

Dedicatoria: A Enrique Fernández Arbós

Editorial: versión de orquesta –  Rouart, Lerolle & Cie. 1913. R.L. 10.009. También en edición de ‘bolsillo’, 41 páginas, 1918.

Estreno

Fecha del estreno: domingo 30 de marzo de 1913, 21:00h

Lugar del estreno: Teatro Real, Madrid

Intérpretes del estreno: Orquesta Sinfónica de Madrid, dirigida por Fernández Arbós

 

 

Transcripciones
    • Para piano a cuatro manos por CH. Jacques Lerolle. 
    • Para banda, por Ricardo Villa, director de la Banda Municipal de Madrid, 1913.
    • Para banda de Juan Lamote de Grignon, 1947.
Comentarios sobre la obra

Notas incluidas en el programa de mano de la noche del estreno, el 30 de marzo de 1913, recogido por La Tribuna, el 31 de marzo de 1913.

«… Es La procesión del Rocío un cuadro sinfónico lleno de carácter, de movilidad y color, que describe una clásica fiesta de Sevilla. Después de unos días de romería a una ermita, entre en Triana todos los años, allá por junio, la Procesión del Rocío. Va precedido por un tamborilero que tañe al propio tiempo una tosca flauta. Siguen los cofrades a caballo con varas y estandartes, después el simpecado con la Virgen en la carreta de plata tirada por bueyes, una banda de música y ocho o diez carros más con las principales familias de Triana en bulliciosa alegría. He aquí el plan de la obra: I.- Triana en fiesta. Seguidillas y, después, sobre un pianísimo, una breve copla de soleares que canta la viola. Desarróllanse entrelazados estos temas, un momento interrumpido por un brevísimo episodio en el ritmo del garrotín, que entona un borracho. Cuando la seguidilla alcanza plenitud sonora es interrumpida por la llegada de… II.-. La procesión. Escúchase la pintoresca melodía que en la flauta toca el tamborilero y él mismo se acompaña, y aparece el tema religioso de la procesión, que inician los violonchelos, va reapareciendo sucesivamente y cada vez con más robusta sonoridad entre los diversos apuntes de los temas populares del primer periodo. La procesión avanza, y entonces aparece el tema religioso en todo su triunfal esplendor, acompañado característicamente por los acentos de la Marcha Real y el repique de las campanas. De nuevo resuenan las danzas y canciones de la animada fiesta y, todo, al fin, se extingue poco a poco en un breve periodo, a manera de coda, con que termina la página».

“Autocríticas Musicales”. Bética (Sevilla), nº 2, 1913.

Desde Sevilla a La procesión del Rocío han pasado algunos años y, como todo evoluciona, mi manera de ver y de sentir también han evolucionado, reflejándose, como es natural, en todas mis manifestaciones musicales. Las influencias franckistas han desaparecido. Al canto popular, cogido íntegramente como es la “Sevilla”, ha sucedido una estilización de donde sale una especie de jarabe concentrado, pero completamente mío. En efecto, en esta obra sólo hay un cortísimo fragmento del garrotín, puramente episódico, y la Marcha Real también episódica, y estos dos elementos para nada entran en el fondo de la obra. El trabajito que me ha costado el planear esta obra sólo lo sabe Dios y yo, entre otras razones, por tener dos partes en vez de tres y por los elementos heterogéneos de que está compuesta. Pero, en fin, mal o bien, todo ello salió formando un gran Rondó cuyo refrán es la seguidilla con que comienza, y esta forma de rondó que proviene de los clavecinistas del siglo XVII pasó sin pena, pero con gloria siempre, hasta Beethoven que lo reformó completamente, porque este caballero todo lo reformaba. Pues bien, La procesión del Rocío es un rondó beethoveniano. ¿Quién lo diría? Poéticamente se compone de la fiesta en Triana y del paso de la procesión. La fiesta, como todas las de Andalucía, es un contraste de seguidillas alegres y de soleares tristes, pues todos sabemos que es muy sevillano el que tras el repiqueteo de los palillos se arranque algún malage cantando algo de cementerio. El tema del tamboril está también estilizado, conservando siempre el carácter sencillo y repeticiones a que nos ha acostumbrado el simpático tamborilero de Triana. El tema de marcha religiosa no es andaluz pero, bien mirado, ¿es que son andaluzas las vulgares marchas con que nos regalan el oído las banduchas que contratan los trianeros? El contraste enorme entre la entrada de la Virgen de gran bullicio y la calma que sigue después es algo brusco, pero no es menos real por eso, pues he observado con frecuencia en las fiestas sevillanas, que se localizan de tal manera que basta doblar una esquina para que cese, como por encanto, la visión y suceda la calma sin transición. Y ya estoy oyendo a alguien increpándome así:

─ “¡Paisano, a usté se le ha orvidao argo!”.

Y también me estoy viendo contestándole:

“Ya lo sé, pero, paisanito del alma: ¿Se cree usted que es tarea fácil el pintar en la orquesta a Belmonte montado a caballo y con una varita en la mano?”».

“Españoles fuera de España. La música del maestro Turina fuera de España”. Declaraciones de Turina al Nuevo Mundo, Madrid. José Castelló. Reproducido en Zaragoza (¿?) el 20 de agosto de 1933.

«… Por cierto que La procesión del Rocío tuve que instrumentarla dos veces. Cuando la
terminé por primera vez la llevé a un músico francés (no hay por qué decir su nombre) quien
me dijo que estaba muy recargada la orquesta y me aconsejo que quitara, por lo menos, la mitad
de instrumentación.
«Afortunadamente para mí, el paso por París del admirado Arbós me salvó de aquellos
equivocados consejos».
“No, no. No haga usted caso. Sonaría muy pobre”, me dijo el ilustre director de la
Orquesta Sinfónica y volví a dar a La procesión del Rocío la instrumentación primera que es
con la que se estrenó».

 

Dígame (Madrid), 27 de febrero de 1940.

«Al escuchar mi antiquísima Procesión del Rocío, recordé a aquél concejal republicano
que en el Patio de Cristales del Ayuntamiento se levantó de su silla y, volviéndose de espaldas,
presentó su fachada posterior a los profesores de la Banda Municipal. El hombre esperaba la
Marcha Real, pero ¿cómo iba a sonar si la habían arrancado de la partitura?»

Comentario incluido en un artículo de prensa. [¿?].

[La procesión del Rocío] es la más popular, desde luego. Para mí, está mejor concebido el Quinteto. Las obras de arte nacen con buena o con mala estrella, y como son hijas de nuestro espíritu, nos pasa como a las de carne, que queremos más a las más desgraciadas. Al menos esto me ocurre a mí y por eso, quizá, no sea La procesión del Rocío una de mis obras más queridas». José CASTELLÓN.

Notas al concierto celebrado el lunes 1º de junio de 1931, en el teatro Colón, de Bogotá.

Todos los años, en el mes de junio, la Procesión del Rocío, en la cual toman parte, en sus carrozas, las más importantes familias [trianeras], hace su entrada en Triana, en honor de la Virgen, cuyo estandarte se pasea con música en medio de brillante cabalgata, sobre un carro de plata arrastrado por bueyes. Triana está en fiesta. Las soleares suceden a las seguidillas. Un borracho entona un garrotín, pero los aires de danza se interrumpen por la llegada de la procesión, anunciada por una flauta y un tambor. El tema religioso entonces estalla triunfalmente, mezclado a los acentos de la Marcha Real y al ruido de las campanas. Las danzas y cantos vuelven, pero su rumor no tarda en decrecer hasta apagarse completamente.

Otros datos

* La primera audición orquestal en Sevilla tuvo lugar el 16 de abril de 1913 en el teatro San Fernando a cargo de los mismos intérpretes que la estrenaron en Madrid.

* Después de Sevilla, primera etapa de las habituales excursiones de la Orquesta Sinfónica por provincias, La procesión del Rocío se interpretó en todas las ciudades de su largo recorrido.

* El estreno en París tuvo lugar en la Sala Gaveau el 24 de mayo de 1913, en el transcurso de un concierto de la Société Nationale de Musique. La orquesta fue dirigida por Turina.

* El 29 de octubre de 1913 actuó la Orquesta Sinfónica, de Madrid, en el teatro de los Campos Elíseos, de París, en un concierto patrocinado por los Reyes de España. En el programa figura La procesión del Rocío. La dirección de orquesta estuvo a cargo de Fernández Arbós.

* La obra, en versión para piano, fue vendida al editor el 14 de junio de 1913 por 50 francos.

* El estreno de la versión para banda, de Ricardo Villa, a cargo de la Banda Municipal de Madrid, tuvo lugar el 6 de marzo de 1914.

* Al advenimiento de la República Española en 1931 fueron suprimidos los acordes de la Marcha Real que figuran al final de la obra. En alguna ocasión, durante los años de la guerra civil (1936-1939), fue sustituida por el himno de Riego (himno oficial republicano), que era interpretado de un modo totalmente arbitrario.