Op. 40 La leyenda de la Giralda. Poema para piano. (1926)
Noche sevillana – Fiesta lejana – Tempestad y temblor de tierra – Aparición del Ángel gigantesco [sin interrupción]
(piano)
Tesitura de cada movimiento:
Minutación: 13’30»
Fecha de composición: ¿? al 9 de octubre de 1926.
Dedicatoria: A mi querido maestro don José Tragó.
Discografía
Comentarios sobre la obra
Texto de incluido en el ejemplar impreso de piano.
Durante los horrores de una tempestad, acompañada de trágicos movimientos sismográficos, viose a la torre temblar como una cosa viva y con tal energía, que los bronces tocaron solos varias veces.
Luego notaron que la torre se abría como una granada. Y cuando todos esperaban aterrados el monstruoso derrumbamiento, las nubes del cielo separáronse súbitamente y surgió un gigantesco ángel, que se abrazó a torre para impedir su caída. Los vientos se calmaron, amainó la fuerza destructora del vendaval y la torre quedó de nuevo afianzada en la tierra y protegida en la altura por las alas divinas del Ángel Salvador. José MÄS.
Centenario del nacimiento de Joaquín Turina. Radio-2 de Radio Nacional de España, programa nº 7, 13 de mayo de 1982.
(…). Los momentos claves de la descripción son subrayados por el compositor [con los títulos]. Tras el milagro reaparece eufóricamente el tema de la fiesta y termina la obra en pianissimo con el recuerdo del tema del Ángel o del milagro. Se trata éste de un bellísimo diseño de inspiración gregoriana, cosa no infrecuente en Turina. (…)
La obra, técnicamente, abunda en pasajes virtuosísticos. Puede explicar ello el que, como homenaje de alumno, esté dedicada a José Tragó. Jacinto MATUTE.
[¿?]
Los dos primeros movimientos (…) suponen evocaciones del entorno sevillano de la Giralda. Ésta tiene que ver con las santas patronas de la ciudad, Justa y Rufina, vírgenes que murieron martirizadas en el siglo III. Hijas de un alfarero de Triana, la tradición achaca a Santa Rufina y Santa Rufina el mérito de haberse enfrentado al ángel del mal que había destacado una furiosa tempestad que amenazaba con derribar la emblemática torre.
En su libro de viajes publicado en Londres en 1845, Richar Ford, cuenta que en julio de 1843, con ocasión del bombardeo a que fue sometida Sevilla por las tropas de Espartero, se reavivó la leyenda puesto que el pueblo creyó que sus santas, dirigiendo a un puñado de ángeles, evitaron, una vez más, el derribo de su Giralda. [¿?].